domingo, 9 de marzo de 2008

Hans Zimmer.- You're so cool



Uno de los muchos días tristes que llegaron después, apagué el móvil y decidí ir a caminar por las montañas. Absurdo: en aquellos valles recónditos no había cobertura.

Caminé buscando un recuerdo negro y brumoso, una antigua cantera de fósiles. Llegué temprano, aparqué el coche en la fuente de La Muria y empecé a andar. Caminé hasta llegar a la nieve. Ahora el camino serpenteaba entre los bosques de pinos, era marzo y mis botas estaban rotas. La nieve caló hasta alcanzar mi pie. La sangre hervía, el aire era de cristal, los fósiles, inexistentes.

De repente, el bosque dejó paso a una pradera. La nieve había desaparecido y el sol se mecía amablemente. Algunas piedras asomaban sobre aquel mar de calma verde. Había caminado durante dos horas y estaba cansado. Quedaba mucho por andar y llorar, pero en aquel momento supe por primera vez que la felicidad no era otra cosa que una decisión. Y sonreí, feliz de conocer mi secreto plácidamente revelado.

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