viernes, 28 de noviembre de 2008

Estanislau Verdet.- Per Fer Pais...



[traducción al español más abajo]
Tots els pares creuen que els seus fills mai creixerean. O al menys, els que jo conec. Així ho creien els meus pares i així ho creia jo, i més d'en Pau.

En Pau que és fill de la Montse. La Montse que duia el Món. El Món que no era una altra cosa que una petita i meravellosa porció del Globus Terraqui davant el meu institut, on vaig passar moltes hores, potser més que a les aules. Allà vaig aprendre moltes coses: a escoltar, a fer cafè, llegir contes, fer dormir els nens, plorar els amors perduts i estimar la Bossa Nova.

Pau i Montse vivien encara a la rerabotiga del Mòn un día que vaig anar a buscar el Pau a l'escola. En aquell breu espai, el Pau se'm va fer gran. Tot just creuàvem el carrer quan un cotxe va passar a tota velocitat i ens vam espantar. Vaig fer el nen enrere, cap a la vorera i vaig mirar emprenyat el conductor. Pau li va dedicar un calificatiu que avui no vull reproduir i que llavors jo no podia imaginar que coneguès.

Sorprès, pel cotxe i el mot, vaig agafar el Pau de la mà i vaig dir-li que aquelles paraules no s'havien de fer servir. Sempre he cregut que la millor forma de fomentar alguna cosa és prohibir-la. I la millor forma que se'm va acudir llavors va ser ensenyar-li paraules com "galifardeu!", "bleda assoleiada", "aixafaguitarres", "bordegàs" o "gamarús"

Llavors el Pau, aixecà la vista i mirant-me directament els ulls i amb posat seriòs em preguntà:
- Però Víctor, tu saps que és un gamarús?

Mut, només vaig poder dir ...no

Prenent aire i respectant totes i cadascuna de les pauses, em va respondre:
- Doncs, un gamarús és un ocell amb els ulls grans que vola de nit i menja ratolinets.

Vam caminar en silenci fins arribar a casa. De fet, jo no trobava els mots. Al arribar a casa i saludar la Montse, tot semblava ser com sempre i tampoc no vaig dir res. Però el Pau s'havia fet gran.

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Todos los padres piensan que sus hijos jamás crecerán. O al menos, todos los que yo he conocido. Así lo creían mis padres. También yo lo pensaba así, y más de Pau.

Pau, el hijo de Montse. Montse que llevaba el Món. El Món que no era otra cosa que una maravillosa y diminuta porción del globo terráqueo frente a mi instituto y donde pasé muchas horas, tal vez más que en las aulas. Allí aprendí muchas cosas: a escuchar, a hacer café, a leer cuentos, llorar los amores perdidos, acostar niños y a amar la Bossa Nova.

Pau y Montse todavía vivían en la trastienda del Mòn un día que fui a buscar a Pau a la escuela. Y en aquel breve trayecto, Pau se me hizo mayor. Íbamos a cruzar una calle cuando pasó un coche a toda prisa y nos asustamos. Yo aparté al niño hacia la acera y miré al conductor enfadado. Pau le dedicó un calificativo que hoy no quiero reproducir y que entonces, yo no podía ni imaginar que él conociera.

Sorprendido, por el coche y el improperio, quise decirle que aquellas palabras no se debían utilizar pero siempre he pensado que la mejor forma de fomentar algo es prohibirlo. Y en aquel momeno, lo único que se me ocurrió fue mostrarle otras palabras más adecuadas. Así que le enseñé palabras como: mequetrefe, zascandil, pelado o mochuelo.

Entonces Pau, levantó la vista y mirándome directamente a los ojos, con gesto serio me preguntó:
-Pero Víctor, ¿tú sabes qué es un mochuelo?

Mudo, sólo pude decir ...no

Él, tomando aire y respetando todas y cada una de las pausas, me contestó:
-Pues, un mochuelo es un pájaro de ojos grandes que vuela de noche y come ratones pequeños.

Caminamos en silencio hasta llegar a casa. De hecho, yo no encontraba las palabras. Al llegar a casa y saludar a su madre, todo parecía ser como siempre y yo tampoco dije nada. Pero Pau ya era mayor.

The Beatles.- I'm so tired



Dormir, dormir, dormir,... es todo lo que necesito. Ni siquiera amor: Todo lo que necesito es dormir.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Paquita la del Barrio.- Cheque en blanco



Pero que mal te juzgue
Si te gusta la basura
Pero mira que locura
Pero para ti esta bien

pero que mal calcule
Yo te creia tan decente
Y te gusta lo corriente
Por barato yo que se

Y no canto de dolor
Yo no busco quien me quiera
Ni pretendo financiera
Que me avale lo que soy

Yo, yo no soy letra de cambio
Ni moneda que se entrega
Que se le entrega a cualquiera
Como cheque al portador

Lo que si te agradeci
Es que tomaras en cuenta
De que yo no estoy en venta
Mucho menos para ti

Amor, si eres hombre de negocios
Todo lo quieres con socios
Ahora si ya te entendi

Ay, me decepcionaste tanto
Que ay te dejo un cheque en blanco
A tu nombre y para ti

Es por la cantidad que quieras
En donde dice desprecio
Ese debe ser tu precio
Y va firmado por mi

domingo, 23 de noviembre de 2008

Billie Holiday.- When You're Smilin'



Cuando la vida no da motivos para sonreir, habrá que sonreir para que lleguen los motivos.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Amparo Ochoa.- Juan Sin Tierra



Antes que nada, pido perdón a todos los mexican@s que léeis este blog. Porque en el día de la Revolución, y como homenaje al querido México, no voy a citar al Cura Hidalgo, ni a Benito Juárez, ni siquiera a Juan Rulfo, Monsivais, Carlos Fuentes, Octavio Paz o León Portilla. En el día de la Revolución, posteo a una canción compuesta por Víctor Jara, nacido en Chile pero de voz universal. Porque creo que nadie ha contado mejor la historia de México y, menos en tres minutos de canción.

La versión que ahora escuchas la canta Amparo Ochoa. Y las imágenes que la acompañan retratan el penúltimo de los dramas de la historia de México: la emigración al gringo, los que lo consiguieron, claro.

...Mi padre fue peón de hacienda
y yo un revolucionario
Mis hijos pusieron tienda
Y mi nieto es funcionario

Gritó Emiliano Zapata
"¡Quiero tierra y libertad!"
Y el gobierno se reía
Cuando lo iban a enterrar

domingo, 16 de noviembre de 2008

Miguel Bosé.- Amante Bandido


No recuerdo el nombre oficial, para mí siempre será la Plaza de la Calle Saint Gaudens de Barbastro. No muy lejos de casa de María Jose, la calle se abre y deja espacio para un gran tablero de ajedrez pintado en el suelo frente a un kiosko de música, una docena de árboles perfectamente alineados en dos hileras, algunos columpios y otro kiosko más pequeño, pero más importante, el de las chucherías.

Durante mi infancia pasé allí muchas horas jugando a pillar o esperando a mi madre que se acababa de encontrar con una amiga de la infancia y tenían que explicarse las novedades, entonces llegábamos tarde a comer y yaya hacía ver que se enfadaba.

Yaya era también la que encargada de llevarme a la peluquería, también en la plaza Saint Gaudens. A mí me encantaba ir con ella porque íbamos cogidos del brazo, y si nos encontrábamos con alguien me presentaba como su novio. Pero también porque ya sentado en el sillón del peluquero, podía elegir el peinado que más me apeteciera, y a yaya siempre le gustaba. Yo siempre era el más guapo.

De cualquier forma, yo siempre pedía el mismo peinado: el de Miguel Bosé. Eran los años de Sevilla y el Amante Bandido y yo me quedaba fascinado ante la tele, cada vez que ponían el video.

Hoy ya no me gusta Miguel Bosé, pero mientras me tomaba el café de la mañana he vuelto a oír la canción y no sé si es la edad, el café, la falta de pelo o las pocas ganas de trabajar, pero todo ha desembocado en un sentimiento agridulce donde se mezclan yaya, la arqueología y estos pocos pelos que me quedan, pero nunca más renunciar a ser lo que fuí.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Cesária Évora.- Sodade



Mi vecino se llama Nuno. Es portugués. Llegó aquí hace cinco años con la fiebre de la construcción. Primero él y después su mujer.

Nuno tiene mi estatura, pero es mucho más musculoso que yo. Nuno trabaja mucho, de lunes a sábado de ocho a seis de la tarde. Se nota que su mujer se esfuerza en elegirle la ropa, pero cuando él llega a casa cada noche, sus ropas están sucias y huelen a alcohol.

Hace unos días me encontré con él en el ascensor. Nos presentamos y sin apenas preguntar, me explicó que había venido aquí a trabajar, para ahorrar y regresar a Portugal, donde su mujer montaría una peluquería de señoras y él se dedicaría a cualquier cosa. Nuno no estudió y vive de sus manos.

Pero el país es pequeño y ya no queda espacio para construir. Los jefes de Nuno decidieron recortar su horario. Ya no trabajarás los sábados, le dijeron. Y tampoco harás horas extras. Y Nuno no sabe qué hacer. Nuno sabe trabajar, pero no sabe cómo esperar. Nuno sabe construir edificios, colocar encofrados, instalar bajantes, pero no sabe qué hará si el negocio no remonta en seis meses.

Unos parientes regresaron a Portugal en Mayo. Pero en septiembre ya estaban de vuelta. Allí está peor, Nuno. No vuelvas, le decían. Nuno sabe que es cierto, pero se resiste a creer y llama a su hermana, que vive en Francia, en la Banlieu de París. Trabaja limpiando escaleras y el piso de alguna vecina... La hermana de Nuno vive bien, o eso le ha dicho a él. Y Nuno piensa en saltar la frontera y plantarse en Francia con su maleta, sus manos, su mujer y los sueños de peluquera.

Nuno sabe que los grandes jefes del mundo se van a reunir para hablar de la crisis, que intentarán fortalecer la economía y cambiarlo todo para que nada cambie. Nuno sabe. Pero ¿saben ellos de Nuno?

lunes, 10 de noviembre de 2008

Myriam Makeba.- Khawuleza



Ha muerto Myriam Makeeba. Otro angel negro que regresa al cielo tras una vida de denuncia del infierno en la tierra de Sudáfrica.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Arvo Pärt.- Fratres


Me sorprendió ver las nubes. No porque estuvieran allí, como siempre, sino porque hacía tiempo que yo sólo miraba al suelo.

Desde mi ventana, las nubes se mostraban especialmente insolentes, ignorando a las montañas ya nevadas, que parecían estirarse y ponerse de puntillas para así, arañarles la panza y retenerlas entre las valles.

Convencidas ya de su vano intento, las montañas se reían por lo bajo, crujiendo los dientes. Ellas llevan aquí mucho tiempo y han visto pasar a muchas como ellas e incluso mejores y saben que su destino no es otro que precipitarse al vacío, tal vez en forma de nieve. Y entonces las montañas, que no tienen piedad, mirarán a las nubes con sorna para decirles, vés? te lo dije.

Como aquel retrato en la pared. Durante aquella excursión. Cuando la nieve no nos dejó avanzar más allá. Era Abril. Tú tomaste la cámara y sacaste la foto. Yo miré al objetivo resignado... Quería enseñarte mi refugio en la montaña. Click! Ya no lo volvimos a intentar...