martes, 23 de diciembre de 2008

Gabriel Fauré.- In Paradisum



Este año caía en domingo, así que no hizo falta marcarlo en rojo en el calendario. Aunque otros años lo hago. El 21 de diciembre es una fecha especial, en mi anuario personal, es el día de la esperanza. Aunque sé que queda por delante el invierno [este año, más gélido que nunca] el sol empieza a abrirse paso. Los días empiezan a crecer. El año acaba para cambiar de piel en uno nuevo.

Este año no fue excepción. El rojo del calendario marcó la llegada del invierno y el fin del otoño y con él la bienvenida de Pablo y la partida de la abuela de Marta. Y yo te lo explico con el corazón alegre y en pena, desde mi ventana, torre roja sobre la vida, sonriendo con lágrimas en los ojos, con el sol en la cara.

jueves, 18 de diciembre de 2008

Cumpleaños


No quise decir nada, entre tanto jaleo con las vacaciones a la vuelta de la esquina, los alumnos estaban insoportables. Así que pensé que sería mejor así. Reconozco que me costó, sobre todo con los más pequeños, me moría de ganas de decirles "hoy es mi cumpleaños, hagamos una fiesta!" Impulso que reprimí enseguida, en el mismo momento que empezaron a gritar, a empujar y lanzarse bolígrafos,... No había opción. Sería mi secreto. Así que me acostumbré a sentir su calor, a sonreir ante los alumnos, a poner distancia entre ellos y mi sonrisa e incluso, empujarlos fuera de mi nube, cuando alguno pretendía encaramarse hasta allí. El móvil no dejaba de anunciar la llegada de mensajes, que hacían crecer mi secreto [y mi sonrisa] como una bola de nieve.

En la sala de profesores todo fue diferente. Pude dejar libre el secreto, que corrió de boca en boca de la mano de unos bombones.

De vuelta a casa, tras la visita de papá y mamá el día de antes todo parecía más luminoso. Me dejé llevar por esa luz hasta la cama, donde dormí hasta que me despertó el teléfono. Y otro día habría sido odioso, pero ayer lo disfruté. Medio dormido aún, conseguí conectar un par de pensamientos y quedar para cenar con Mercé, que además invitó [tantas cosas que agradecerle!]

Y al llegar a casa el Facebook estaba lleno de felicitaciones y los deberes de los niños corregidos y me topé con mi hijo en el Messenger y todo estuvo bien. Y me fuí a dormir cansado y contento, esperando las vacaciones que empiezan mañana.

Y hoy, Víctor me envió esta foto.

Así fue mi primer cumpleaños de las montañas. Suerte de saber la suerte que tengo.

sábado, 13 de diciembre de 2008

Toña, la negra.- Quiero


Yo no la conocí y cuando he leído su muerte hoy en los titulares de un periódico, me ha costado mucho reconocerla: Enluta el espectro político nacional la muerte de doña Amalia Solórzano. De hecho, si no fuera por ser una noticia de México y ocupar una página entera, hubiera pasado a la siguiente noticia.

Pero sigo leyendo,
Como esposa del general Lázaro Cárdenas participó en momentos clave de la vida del país y empiezan a llover por mi cabeza grandes barcos en blanco y negro, llenos de gente, el puerto de Veracruz, huidas precipitadas de una guerra incivil, pantalones cortos y niños asustados mientras suena Toña, la Negra, México el puerto de la paz, Lázaro Cárdenas y su esposa que acogieron a tantos republicanos, México que jamás reconoció la dictadura franquista.

México y Cárdenas, tan olvidados en España! pobre España, tan olvidadiza, tan ingrata...


Puedes saber de Don Lázaro Cárdenas en Wikipedia ysi quieres ver fotos a gran resolución, puedes ver el archivo de Life

viernes, 12 de diciembre de 2008

Roger Mas.- Anem



En diez días espero ser rico, en una semana empiezo vacaciones y en cinco estaré de fiesta celebrando mi cumpleaños. No sé si sea todo esto o ninguna de estas razones, pero no encuentro el momento de escribir [que es la mejor forma de decir que tampoco encuentro qué escribir... pero eso llegará].

Lo que sí es cierto es que no puedo dejar de escuchar esta canción. Me gusta la música, la letra [de Verdaguer, por cierto] y el video. Y hasta el nombre del disco: les Cançons Tel·luriques [las canciones telúricas]. Me da energía y ganas de caminar, aunque el destino apuntado por Verdaguer no es el mismo que el mío.


Traducción:

Ya he navegado suficiente
por estos mares de la tierra
de golfos de inquietud
y olas de tristeza.

Barquita mía, vamos,
vamos barca mía,
hacia el mar del cielo
que está hoy sereno.

Aquí navego a remo,
allá lo haré a vela,
sin temer los arrecifes
ni las tempestades.

Ay! en el mar de aquí
tiburones hay y ballenas;
y en el de allí todo son
blanquísimas ninfas
floridas en azul
entre estrellas desgranadas.