jueves, 3 de julio de 2008

Marvin Gaye & Tammi Terrell.- Ain't No Mountain High



Has jugado alguna vez a darle la vuelta a tu día? Quiero decir, hay mañanas que no me sacarías de la cama ni prometiéndome una bandeja de ternasco para mí solo. Me despierto lentamente, sopesando las diferentes opciones, intentando recordar las cosas que debo hacer, buscando las energías  y las ganas de hacer algo. El reloj no deja de tocar cuartos, medias, tres cuartos... Poco tiempo después, mis pies se empiezan a mover nerviosos, ya están despiertos y quieren sentirse útiles, así que me dejo llevar por ellos hasta la ducha, donde planeo mi actividad para el día recién estrenado. 

Y entonces, es cuando decido darle la vuelta al día: ponerlo del derecho al revés. Aferrarme a las cosas pequeñas y exprimirlas al máximo. Así fue hoy. 

Así que me senté en la terraza -otra de las grandes ventajas de regresar a casa de mis padres- y leí las últimas páginas de "A Sangre Fría" de Capote:
Nancy hubiera podido ser una jovencita igual.
Se fue hacia los árboles de vuelta a casa dejando tras de sí el ancho cielo, el susurro de las voces del viento en el trigo encorvado.

Las leí varias veces, saboreándo los sonidos, una y otra vez, como el último sorbo del café. 

Me calcé y bajé por un café. Tenía también un par de encargos. Ya en la barra del bar, me siento ante mi café con leche, sin azucar. Ya no recuerdo porqué dejé de tomar azucar con el café, pero el trago amargo me hace sentir viva la voluntad en una intensa mezcla de triunfo y disciplina. Si además, en el bar en cuestión sostengo un cigarrillo en la mano derecha y suena Marvin Gaye y Tammi Terrell, el momento se convierte en memorable [nota mental: el batería de Ain't no mountain High se merece el cielo, por ese redoble en los segundos tiempos alternos... qué maravilla contar compases y disfrutar del sonido de las baquetas contra la caja! mientras te enteras que Maceo Parker actuará en tu ciudad!].

Y entonces el día toma un ritmo imparable, sobre todo si en el horizonte tienes una comida con mi abuela y una cita con Julio para ver la última película de Greenaway.