martes, 1 de abril de 2008

Elizabeth Cotten.- Freight Train



El hombre se sentó con esfuerzo frente a mí. El traqueteo acercaba la misión a lo imposible, mientras la voz metálica anunciaba la siguiente estación. Ya sentado, el bastón colocado entre dos perneras grises impecablemente planchadas sostenía un corazón perdido.

Sus ojos parecían dudar qué recuerdos evocar. Una lágrima.

Dos estaciones más tarde se levantó, cabizbajo. Me dejó el corazón en clamoroso silencio, con la vergüenza de saber que no era digno de aquella ventana a su alma.

No hay comentarios: