lunes, 12 de mayo de 2008

Penguin Cafe Orchestra.- Perpetuum Mobile



Mi particular Callejón del Gato no se encuentra en Madrid. Mi espejo más fiel son los que me rodean, entendiendo esta expresión mucho más allá de la estrechez geográfica que denota.

Este fin de semana, vi mi dolor en sus ojos y en sus actos. Reconocí en sus manos mis miedos y mis aciertos, mis amores y desengaños, mis tormentas y mi escasa calma. Fue intenso y hermoso [doloroso a ratos]. Pero también fue la oportunidad para rescatar mi naufragio. Por unos días, dejé mi isla y la palmera para ayudarles, olvidé mis miedos y la autocompasión para ir a la fiesta de Lola [desde aquí mi agradecimiento para Raúl], y reconstruí los puentes con mis padres.

Devolví algunos favores, hice cuentas con el universo y saldé algunas deudas.

Hoy lunes, intento recordar lo aprendido, vivir mis palabras y creerme mis consejos [que son más suyos que míos].

Al fin, que alguien dijo que la madurez no es otra cosa que conseguir equilibrar pensamiento, sentimiento y acción.

No hay comentarios: