sábado, 25 de octubre de 2008

Tindersticks.- Until The Morning Comes


Para Merche, por prestarme su paraguas y su hombro.

Yo tenía una novia. Hace mucho tiempo de eso. Yo tenía una novia y durante un tiempo ella me tuvo también. Fue la primera y la quise mucho, pero poco a poco, yo me fui perdiendo. Me perdí hasta no saber si la amaba. Me perdí hasta olvidarme de mí. Y fue entonces cuando la perdí. Por siempre. La perdí.

Entonces aprendí a caminar solo. Aprendí que soy fuerte. Aprendí que nadie sabe lo fuerte que es hasta que decide caminar solo.

Volví a encontrarla algunos años más tarde. En otra ciudad. Pero ya eramos otras personas viviendo diferentes vidas, con otras gentes. Fue una de esas tardes, que luego se hacían noches, cuando yo conocí a la que hoy es mi ex.

A ella la conocí en un tren. Yo me acababa de despertar y creí que formaba parte de mi último sueño. Así vivimos durante 5 años, soñando. Nos amamos hasta perdernos. Hasta que ella se perdió y decidió perderme. Y así, se convirtió en mi ex mujer, mi ex amante y mi ex amiga.

Me volví a perder en lo más profundo, oscuro y solitario. Cambié de casa, de país, de oficio y de vida. De aquellos días me quedan algunas cajas y muy buenos amigos. En una de esas cajas, guardé también un anillo, mi corazón y muchos recuerdos. Pero me levanté, volví a caminar y a aprender.

Y así, poco a poco, yo iba recolocando mis viejas cajas en esta nueva vida. Hasta hoy, cuando un huracán certero llegado de Costa Rica se precipitó sobre mi pequeña casa nueva. Es otoño y así debe ser, así que no me preocupé, me prestaron un pequeño paraguas para resguardar mi alma y mis zapatos y me dispuse a ver llover. Incluso me acerqué a ella [de nombre Marina] para agradecer su llegada.

Se hizo la calma y Marina siguió con su conferencia de lluvia. Aunque cuando me quise dar cuenta, mis zapatos estaban ya totalmente mojados y mis ojos se empañaban. Y de poco servía ya resguardarse en un bar o escuchar a los Tindersticks. Afuera, sólo quedaban las calles mojadas, pero yo no podía dejar de llorar.

Al volver a casa, solo, he tendido la colada y he visto que la lluvia se había colado entre las rendijas y mis recuerdos estaban empapados. He roto a llorar escuchando Still trying to find a home, esperando la llegada de la mañana. Solo, pero no tan perdido esta vez.

2 comentarios:

Unknown dijo...

seguimos pecando de brillates eh?!?, es q, en q cabeza entra la idea de andar de ojos humedos y escuchar a los tindersticks!?!?, yo tengo una amiga q se pone ñuc y escucha la banda de 'brown bunny'... no si tienen problemas jovenos, sin tratar de ser obras de la lispector vale?

a la proxima recomiendo amalia rodrigues [o es con z?], tiene ese tono de voz para sentirse acompañado aun cuando no hay mas nadie en la calle.

Anónimo dijo...

victor, me da mucha pena leer todas estas cosas... siento mucho que estes pasando por esto
yo ando en un barco parecido, no igual, pero si muy triste y desgarrador, y ahi andamos, remontando
hay que ser fuertes, ser fuertes, ser fuertes y salir, y avanzar y pasito a pasito veras...
piensa en las cosas buenas que tienes y aferrate a ellas
tu estas entre mis cosas buenas y yo quiero y espero estar entre las tuyas
en fin, buenas noches, un abrazo grande desde cuenca