miércoles, 24 de octubre de 2007
Sufjan Stevens.- Wolverine
No sé tú, pero yo no puedo confiar en mi mente. No es broma, no puedo. A cada rato me pone trampas, me hace olvidar cosas, me obliga a hablar y decir cosas que ni pienso ni siento, me confunde... Pero su zancadilla favorita es jugar con la memoria. Esa le encanta. De repente, sin previo aviso me sorprendo a mi mismo recordando tal momento [cuánto más vergonzoso, mejor]. Se retuerce de placer, reconfortada por sentir de nuevo un dolor ya olvidado. Le encanta.
Es cierto que durante mucho tiempo ha encontrado en mí un gran aliado, tanto como fabricante de recuerdos [reales o imaginarios], como por ese gusto tan mío que es el regodeo.
Otro de sus gustos más perversos es inventar conversaciones. Le encanta. Realmente, se exalta, siento cómo se emociona y debate y lucha contra su imaginario enemigo en una partida de ajedrez en las que juega blancas y negras. Nunca gana pero siempre pierdo.
Así estaba yo, caminando por el centro, cuando sonó Wolverine. Y sí logró arrancarme una sonrisa y sacarme de esa espiral: La vida es un poco más hermosa cuando alguien te canta al oído que nadie tiene la culpa.
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